Eran las 7,45 de la mañana del 22 de junio,aún no éramos conscientes de la maravillosa experiencia que íbamos a vivir. 16 niños de 6º de Primaria y 3 adultos nos despedíamos de nuestras familias para subir a un autocar, más grande de lo que esperábamos, pero suficiente para cargar nuestras mochilas llenas de ilusión.
El viaje de 8h no se nos hizo largo, además de las paradas, compartir las canciones de los niños, sus bromas, llenaron esas horas.
La llegada al primer albergue en Sarria constituía el comienzo de esta gran aventura que tenía un objetivo, llegar a Santiago. Aprendieron a poner las fundas de almohada, a organizar sus cosas, a compartir. La primera noche, el sueño se hizo de rogar, no estábamos aún cansados y los nervios por lo que estaba comenzando nos mantenía despiertos más de lo normal.
A partir de ahí, cada mañana nos levantábamos a las 6h, nos preparábamos, desayunábamos y nos poníamos en camino.
Atravesábamos parajes preciosos, bosques donde el olor a eucaliptos, el sonido de los pájaros y la paz se sentía por todas partes. Atravesamos riachuelos, aldeas...unas veces cerca de la carretera y otras muchas por el campo, un campo que se llenaba de verdor e infinidad de colores.
En poco tiempo, las personas con las que coincidimos en los sucesivos albergues se iban cruzando durante el camino, nos saludaban y sobre todo animaban a los chicos. Mucha gente nos decía que era la primera vez que veían un grupo de niños tan pequeños haciendo "el Camino" y como, además, la simpatía de estos chicos que hablaban y eran respetuosos con todos, se ganaron en poco tiempo el afecto de cuantos se cruzaban con ellos.
En las aldeas, sus gentes nos abrían sus granjas, enseñaban a los niños sus conejos, gallos, gallinas, vacas, huertos...les dejaban acariciar y sostener sus animales y compartían con ellos sus vivencias.
"El Camino" no era solo andar, era cruzarse con la gente, descubrir otras formas de vida, compartir instantes, recibir apoyo y animo y esforzarse todos juntos cada día.
-"Buen camino"- decían los niños cuando pasaban los peregrinos,- "Buen camino"- les respondían.
Comíamos por el camino, en alguna de las paradas relajantes en mitad de la naturaleza de aquellos parajes tan bonitos. Al llegar al albergue los muchachos se duchaban y, mientras, dos de los mayores que les acompañaban iban al supermercado a hacer la compra para hacer la merienda-cena y recargar esa energía que parecía que no se agotaba nunca.
Después, preparábamos todo para el día siguiente, momentos de juegos, de charlas, incluso alguno de piscina, "besito de buenas noches" y a dormir, bueno, unos antes que otros.
Hicieron amigos italianos, griegos...de muy diversas partes que iban encontrándose durante todo "El camino".
En uno de los albergues, conocieron a Dan, un niño catalán que "hacía el Camino" con su mamá y tenía su edad. A partir de ese instante, compartieron muchos momentos y decidieron ir a los mismos albergues donde íbamos nosotros.
El día que tuvieron que despedirse, su madre lloraba y decía "que había sido una suerte habernos conocido".
Entre las numerosas anécdotas, sucedió que en uno de los albergues nos avisaron que iba a ir el equipo de "España Directo" y nuestros niños salieron ese día por televisión y sus papás pudieron verles.
Hubo momentos duros en los que los niños demostraron lo grandes que eran, se ayudaban, se animaban, más que 19 personas éramos una sola llegando al destino.
Decidimos encargar unas camisetas y ponérnoslas todos para entrar en Santiago, los niños eligieron el lema:"El dolor es temporal, la gloria es para siempre"
Poco a poco, nuestra credencial de peregrino se fue llenando de sellos...y llegó el gran día. Los niños quisieron hacer la ruta completa desde O pino a Santiago de Compostela, 20km.
Salimos a las 5,30 de la mañana con nuestras linternas frontales encendidas, era de noche y atravesábamos un bosque. Nos cruzábamos con otros peregrinos muchos de ellos ya les conocían. La subida al Monte Do Gozo fue espectacular, hubo quien se ofreció a llevarle la mochila a alguno de los niños , les aplaudían "Vamos chicos" "Lo vais a conseguir" "Ya no queda nada"y los papás nos hacían llegar a nuestros móviles mensajes de ánimo y apoyo y sentíamos como si estuvieran a nuestro lado, empujándonos...fue increíble.
La lluvia nos recibió a la llegada a Santiago y entramos en la Plaza del Obradoiro con nuestras camisetas puestas y las lágrimas en los ojos. ¡¡Lo habíamos conseguido!! ¡¡Habíamos llegado a Santiago!!
La gente aplaudía a los niños, felices al verles llegar y ellos sintieron que había merecido la pena.
Fuimos a la catedral a abrazar al santo como es tradición después de dejar nuestras credenciales para que nos dieran "Nuestra Compostela", nuestro Santiago particular fue el primero, como era lógico.
Después de comer y de que los chicos cantaran canciones en la cafetería, a petición de la dueña, fuimos al albergue, dejamos nuestras cosas y volvimos para asistir a la misa del peregrino, donde les nombraron y aplaudieron. Uno de los instantes más bonitos fue cuando en el momento de "la paz" en lugar de dársela uno a uno, se abrazaron todos juntos.
Esa noche fue muy especial,cenamos en el centro de Santiago y después subimos al albergue, pero muchos a la hora de acostarse no tenían sueño. Los mayores no sabemos cómo era posible tanta energía, aunque era comprensible por todas las emociones que habíamos vivido.
Hubo juegos, bromas y mucha risa que pudimos compartir con sus padres.
Al día siguiente, después de desayunar, preparar los bocadillos y que los chicos cumplieran su deseo de comprar recuerdos para sus padres y familiares y alguno que intercambiaron entre ellos, nos pusimos en camino hacia Alcalá. Sin embargo aunque creíamos que los momentos emocionales álgidos ya los habíamos vivido nos quedaba uno que también nos marcaría.
Cuando estábamos a 3km de Alcalá, los niños decidieron que querían entrar en el barrio andando, con sus mochilas, sus camisetas y entonando la canción que a modo de himno habían creado durante estos días.
Así lo hicimos, entramos al barrio caminando pero al doblar la esquina nos encontramos con familias que portaban pancartas con frases maravillosas a modo de bienvenida, globos, serpentinas, la música de "We are the Champión" que salía de las terrazas de las casas....Las lágrimas salían sin pretenderlo, la emoción se disparó y nos abrazamos a ellos.
Los padres habían preparado un recibimiento maravilloso. En el parque del barrio, regalos, medallas y reconocimiento a estos chicos que habían hecho historia cuando muchos creyeron que no iban a ser capaces, que pusieron en duda su fuerza y lucha y que creyeron que estos pequeños pero "grandes personas" no podían lograr una hazaña semejante. ¡Pues lo hicieron!.
La fiesta duró hasta muy tarde y la unión de estos chicos había contagiado a sus padres.
Vivir con ellos este reto durante estos días ha sido un gran privilegio para nosotros. Nos han enseñado y dado tanto. Tienen un corazón tan grande, son capaces de compartir todo lo que tienen, de apoyarse, de ayudarse...ha sido tan increíble que las palabras son muy inútiles para describiros todo lo que han sido capaces de hacer, se quedan muy muy cortas.
Quiero dar las gracias a Carlos,el papá que nos ha acompañado, su apoyo, ayuda, el trato con los niños y sus cuidados, ha sido maravilloso. Es una gran persona. Todos hemos escrito reflexiones estos días, comparto con su permiso las suyas:
Todo empezó el día que
me enteré que mi hijo se iba después de graduarse en sexto al camino de
Santiago, sin pensármelo dos veces yo dije que quería ir con ellos para
compartir esa experiencia, en un principio me dijeron que no podía con lo cual
me quedé un poco....., y poco a poco se me fue olvidando eso sí sin apoyar
siempre a mi hijo diciéndole que lo disfrutase que eso era para siempre.
Un día me entero de
que a lo mejor no se podía realizar ese sueño de realizar el Buen Camino por
problemas técnicos, Entonces fue cuando me dijeron quieres venirte con nosotros
y ayudarnos en esta aventura.
No dude ni un minuto
en decir que si, a pesar de todos los momentos que estaba viviendo en mi vida
personal me colgué la mochila y me fue con estos maravillosos bajitos.
Podría contar muchas
cosas de ellos y de lo fascinante del camino, aunque eso se lo voy a dejar a
Maritere y Antonia que para eso son las profes y se expresan mejor que yo
jajajajaja.
Lo que sí quisiera dar
es las gracias, lo primero a los niños porque me han dado una gran lección de
la vida, y al colegio Alicia de Larrocha por dejarme ir con ellos y compartir
esta experiencia tan maravillosa y como padre disfrutar al lado de mi hijo.
Un millón de besos y
abrazos.
Os quiero chicos .
Los niños muy a menudo nos dan lecciones a los mayores, esta ha sido una de esas ocasiones, solo quiero pediros, chicos, como os he dicho muchas veces estos días que no permitáis que nadie os haga creer que no podéis lograr algo, no es verdad, podéis lograr lo que os propongáis porque tenéis una voluntad, una fuerza y un corazón muy muy grande.
Os quiero.
Esto escribieron algunos de los niños por el camino:
Algunos instantes:
La llegada a la Plaza Del Obradoiro:
El Himno:
La Bienvenida: